El silencio

Aquella noche los personajes de nuestra historia andaban descalzos por las calles, tal vez uno de los amantes tenía que confesar un secreto, aunque los argumentos apenas se los sabía, no había ninguna explicación y aquello era la peor condena, dejar la interrogante absoluta para siempre, tal vez porque no se atrevía a decir lo que realmente sentía y no quería causar una herida en el corazón, la mejor opción fue el silencio y dejar que el tiempo pasara, aquello lo iba a curar todo, lo único que ocurría que a veces los sentimientos pueden ser infinitos y superan al tiempo y al espacio.

Ahora tendrían que optar por escuchar las voces del recuerdo cada vez que estuvieran en algún espacio recóndito, acordarse de lo felices que podían haber sido, echarse de menos mutuamente en los momentos que se sorprendieran por algo que merezca compartirse con alguien. Así se quedaron más de un millón de segundos vividos, viajando por las corrientes del aire y llegando a envolverse en las tormentas, en las brisas marinas, en la calma, en la paz, en la vida.

Muchas preguntas se quedaron sin respuesta y el dolor fue muy intenso, pero todo se diluía en el universo, hasta perderse definitivamente en la nada o en la profundidad de los océanos, creando ciudades artificiales donde se vivía en una dimensión paralela.