Las primeras lluvias

Los relámpagos iluminaban el horizonte del "cerrado" con una luz intensa, los truenos se oían a lo lejos y si contabas hasta diez podías calcular la distancia en la que se encontraba la tormenta, las nubes de repente se aproximaban en la oscuridad de la noche y el cielo estrellado se quedaba oculto con todas sus constelaciones, la cruz del sur y las tres marías se quedaban envueltas en el infinito y los cantos de las aves nocturnas se quedaron silenciadas por el sonido de las primeras lluvias de la primavera.
El balcón estaba abierto y las persianas no dejaban de anunciar con su movimiento su propia desesperación, oía los gritos a lo lejos y no sabía si estaba en Sighisoara o en otro rincón de Transilvania, donde estuve hace exactamente un año con uno de mis mejores amigos, siguiendo la ruta de los fantasmas y descubriendo la leyenda de San László, un cantar de gesta de la literatura húngara que se conservaba en las paredes de las iglesias; de repente desperté y me costaron unos segundos para comprender que me encontraba en Brasilia y que me habían despertado las primeras lluvias de mi segunda primavera en este año.
Cerré el balcón, recogí toda la cotidianidad que se había quedado fuera y me quedé observando la lluvia intensa que golpeaba los cristales y que te adormecían con su sonido, fue difícil recuperar los recuerdos y soñarlos de nuevo, aunque muy fácil soñar.
Comentarios
Me he dado cuenta de que no colgué las fotos de Hungría!
Abrazooooo