Brasilia
El sueño de San Juan Bosco se hizo realidad cuando en mitad del "cerrado" o planalto brasileño se construyó la última capital del mundo. Lucio Costa fue el creador y urbanista de Brasilia, en su libro de relatos nos acerca a su concepto de urbanismo, se trataba de grandes espacios para poder ver a las personas, el hombre podía sentirse libre y elegir su camino. Los edificios no podían ser mas altos de seis plantas y de esta manera estarían a la misma altura que los árboles, se trataba de traer un poco del campo a la ciudad y llevar lo úrbano al campo. El arquitecto que llevó a la práctica este proyecto fue Óscar Niemeyer con la colaboración de Athos Bulcao como artista plástico y Burle Marx como paisajista.
Su propia arquitectura también influye en las personas que toman conciencia de Brasilia como ciudad nueva, creando así a personas tolerantes y abiertas a todo lo nuevo, respetuosas de la diversidad cultural universal y haciéndola, incluso, su propia y nueva identidad. Es curioso como las personas toman del azul del cielo su mar y del verde de la naturaleza salvaje su habitat, es una ciudad en la que parece que vas a ver el mar en cualquier momento, tal vez por las características geográficas del planalto. La gente que vive aquí está acostumbrada a la seca cuando llega el verano y a secarse con la lluvia de la primavera, a nunca subir ni bajar, tan solo caminar hacia el horizonte infinito de la ciudad, a no sentirse de aquí ni de ningún lugar, a tener una identidad propia al fin y al cabo, a verse a si mismo y a las personas que le rodean siguiendo el ritmo que le marca el vuelo de las mariposas que no dejan de estar siempre entre los árboles y flores que viven en la ciudad.
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Glória